Aprendemos a apreciar

No era fan de los gatos. Hasta alérgico a ellos era.  Pero resulta que como muchas otras cosas en esta vida, he aprendido a apreciarlos con el tiempo, a descubris sus virtudes e incluso ahora se podría decir que hasta me caen bien. Pero los gatos no son la primera cosa que aprendí a apreciar.

De primera instancia me viene a la mente la cerveza. La primera vez que me eché una chelita no me gusto para nada. Pero después de un tiempo me echo ahora mis mega catas de cervezas (otro post al respecto algun día). El vino fué lo mismo, algunos quesos, y en general muchas otras cosas. Incluso a las personas llegamos a apreciar más con el tiempo. Y es que como con los gatos, y con todas las demás cosas que mencioné, e incluso diría que la vida que tendremos dependerá mucho de cómo apreciemos el entorno que nos rodea. Buenas vibras traerán más buenas vibras.



Aunque si aprendemos a apreciar, la misma lógica debe aplicar a aprender a menospreciar. Con el tiempo si hay abundancia de cualquier cosa segun las reglas económicas reducirán su valor. Qué irónico que mucho de cualquier cosa nos haga darle menor valor a la misma. Me pregunto si Basil (el gato de la foto) se pregunta sobre todas estas cosas. Se ve muy tranquilo. Se ve muy feliz. Pienso que no lo hace.